viernes, 17 de abril de 2015

COMENTARIO: EL AGUADOR DE SEVILLA, VELÁZQUEZ

A continuación otro de los comentarios dedicados a Velázquez realizado por uno de mis alumnos de 2º de Bachillerato.

EL AGUADOR DE SEVILLA, VELÁZQUEZ

La obra que vamos a analizar a continuación es un óleo sobre lienzo (105 x 80 cm) obra de Velázquez, perteneciente a su etapa en Sevilla. Puede ser que éste lo pintara entre 1616 y 1620, etapa de primera formación de dicho autor, destacando, en dicho periodo, otra obra con una periodicidad análoga, como es la Vieja friendo huevos
 

El tratamiento de esta obra, que se nos presenta como escena de género, es de influencia tenebrista (técnica introducida por el pintor italiano Caravaggio), una espiral luminosa viene dada por el cántaro, salida de un foco externo al lienzo, que va ir matizando los volúmenes degradándolos para perderse en un fondo indeterminado. El dibujo es cuidado con meticulosidad en las materias, lo que demuestra el magnífico tratamiento de las calidades que realiza Velázquez desde sus primeras obras, como también podemos ver en la obra antes citada Vieja friendo huevos. Los bodegones que componen los objetos son geniales, soberbios, destaca representar el tosco barro con el que está formado el cántaro del que se aprecia el deslizamiento de unas gotitas de agua, algo que se relaciona con el interés por el realismo propio del estilo Barroco.


Un hombre de edad, vestido de forma pobre, sencilla, que tiende al niño una copa, cuya transparencia, nos permite ver, dentro de la copa, un higo utilizado para perfumar el agua con virtudes salutíferas, saludables. El viejo, se dispone de forma señorial a recoger la copa. Entre estos dos personajes, se observa, al fondo, en penumbra, la cabeza de un joven, más alto, que bebe con avidez de una jarra de cerámica, haciéndose tenue por la degradación del foco de luz de la escena. Se trata de una escena desarrollada en un exterior, por los rasgos característicos del oficio del aguador, pero en penumbra. La pincelada, más firme en los primeros planos, y diluida en el fondo, contribuye a la sensación de atmósfera, que Velázquez desarrollará con el paso de los años, convirtiéndose en rasgo imprescindible de su estilo.

El aguador es representado por presencia física curtida, psicológicamente caracterizado como una persona con experiencia en la vida, fuerte, vestido con capa parda, manga rasgada dejando entre ver una camisa blanca. El niño, con la cabeza inclinada, parecido al que aparece en el cuadro La vieja friendo huevos,  parece gozar de cierta posición social acomodada (atuendo oscuro con cuello, la lechuguilla). Vemos así la individualidad de los rostros, personajes que muchas veces son modelos tomados de la calle, y la introspección psicológica que demuestra la maestría del pintor sevillano, como vemos en sus retratos de personajes de la Corte (reyes y bufones, como en Francisco Lezcano, el niño de Vallecas). Los personajes son representados en el momento en el que se relacionan entre sí, desarrollándose la acción en un marco de total naturalidad, casi anecdótico.
 
A la izquierda: detalle de La Vieja friendo Huevos, a la derecha El Aguador de Sevilla

Respecto a la simbología de la escena, se piensa que puede representar “las tres edades del hombre” (niño, joven y adulto) en la que el anciano tiende la copa del conocimiento al niño, como un maestro que guía a su alumno, quién lo recoge con majestuosidad, por lo que el conocimiento representa. Mientras, al fondo, el joven bebe con ese ansia de la impaciencia, observando las acciones que pueden ocurrir a su alrededor, hay quien dice que la escena es de pizca burlesca, muy de moda en España en estos momentos. Es un tema recurrente en el Barroco, un época caracterizada por la crisis, en la que la reflexión sobre el paso del tiempo se convierte en un tema bastante habitual.

Pintor barroco español nacido en Sevilla en 1599 inicia su camino como pintor en el taller de Francisco Pacheco a los 11 años de edad, temporada donde realizara obras tan significativas como La vieja friendo huevos, ya mencionada en el comentario, destacando características en su pintura: luz tenebrosa, naturalismo, costumbrismo, uso de tonalidades ocres y calidades de los objetos muy logradas. Durante estos primeros años obtiene bastante éxito con su pintura, lo que le permite adquirir dos casas destinadas a alquiler. En 1623 se traslada a Madrid donde obtiene el título de pintor del Rey Felipe IV estudiando las colecciones de (Tiziano, Veronés y Rubens) tomando contacto con uno de ellos, con Rubens, y se decide a pintar lienzos como El triunfo de Baco (colores más claros, cromatismo más visto y luminoso, técnica más suelta…). A partir de estos momentos empieza sus viajes fuera de España (Italia) buscando nuevas técnicas (cromatismo italiano, búsqueda del perfeccionismo italiano, clasicismo, gusto por lo feo, realismo y perspectiva aérea…). Ya en sus últimos momentos, habiendo aprendido a lo largo de su trabajo y obras, en su tercera y última estancia en Madrid, recibe el título de Aposentador Real y muestra un estilo plenamente consolidado uniendo todas las características aprendidas durante su vida. Es la etapa de grandes obras como: Venus del espejo, Las Meninas o Las Hilanderas.

Como conclusión final, esta es la obra de un genio inigualable que siempre nos hará vibrar, considerado hoy en día como uno de los pintores más originales y conmovedores de la historia española, recreándonos y atrapándonos en las cualidades de este artista, que con su observación del natural nos adelantó en el tiempo.

AUTOR: LAURENT ENRIQUE CASTELAO, alumno 2º bachillerato E, curso 2014/2015.

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